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16/02/2012

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Menos ritmo, pese a las obras

San Isidro es como un imán para las empresas que buscan radicarse ahí; aún así se advierte cautela en las decisiones.

En 2002, San Isidro experimentó un impulso en el desarrollo de inmuebles comerciales, que llegó a su techo entre 2004 y 2008 con una demanda principalmente basada en oficinas para profesionales, pymes y empresas llegadas a este municipio para alejarse de los conflictos y trajines que presentaba la ciudad.

Las zonas con mayor crecimiento están sobre la Avenida del Libertador, en el Bajo, y la Panamericana, en el Alto. En las Lomas de San Isidro, Altos de Martínez (donde hay gran instalación de empresas), en arterias como Uruguay, Dardo Rocha, Thames, Yrigoyen, Paraná, colectoras de la Panamericana, Thomkinson y Sucre; en Vicente López, en Munro y entre Libertador y el río; en Tigre, en José Ingenieros y colectora, y Uruguay hasta Rolón y el corredor de Uruguay, actualmente de cuatro manos, iluminada y segura entre San Fernando y San Isidro.

En general, la oferta se basa en edificios premium, con muy buenas prestaciones, construcciones sustentables (desde su desarrollo) y ahorro de energía que reduce los gastos de servicios hasta un 35%. Elegidos por empresas pequeñas hasta multinacionales corporativas de rubros diversos como logística, servicios, seguros, laboratorios, TIC, financieras, tabacaleras, de entretenimientos, petroleras, mineras, exportadoras, relacionadas con el campo o la indumentaria, entre otros que encuentran en San Isidro una amplia oferta desde centros comerciales, médicos, culturales y gastronómicos, clubes hasta vida al aire libre o deportes náuticos.

Problemas

Pese a todo hay evolución en la zona lo que se refleja en las grandes obras, como la de Thames y Panamericana, de Constructora Sudamericana, y la de Uruguay y Panamericana, de Constructora Caputo, junto con la expansión hacia el Norte en La Horqueta, Santa Rita y Lomas de San Isidro.

En la misma línea, para Agustín Mieres, director de Agustín Mieres Negocios Inmobiliarios, "los desarrolladores están atentos a las trabas a las importaciones, a la inflación y a la reacción de los gremios. Enfrenta cada día el incremento incesante de los costos que se trasladan directamente al consumidor. No hay créditos para cubrir la demanda y más difícil aún, encontrarlos para los desarrolladores. Todo nuevo emprendimiento se financia con capital propio más las preventas".